En este no ya tan nuevo siglo XXI nuevos retos y oportunidades asociadas con la escalada de la tecnología reclaman su lugar, aprovechando el desarrollo y perfeccionamiento de sistemas globales de la información y la comunicación. Uno de estos sistemas globales es por cierto la red internet y la facilidad que ofrece para gestionar entornos virtuales de aprendizaje.
La educación en la era digital producto de este entorno virtualizado, cobijado por la tecnología, ocurre cuando el facilitador y el estudiante no están en el mismo espacio físico sino conectados generalmente por internet, pudiendo entenderse la comunicación en una de dos modalidades:
Sincrónica: Cuando las personas se comunican en tiempo real, aun cuando no se encuentren en un mismo espacio físico, tal es el caso de las videoconferencias, el chat y audio conferencias, entre otras.
Asincrónica: Cuando no hay coincidencia ni de tiempo ni de espacio, tal es el caso del foro de discusión, o bien el correo electrónico. El aprendizaje es autorregulado, es decir, en función de las fechas de entrega marcadas en la agenda de trabajo los participantes determinan los espacios y el tiempo que dedicarán a sus estudios.
Al reconocer que las competencias del tutor efectivo en este entorno virtualizado son fundamentalmente asociadas a la de un orientador y acompañante en el aprendizaje, resulta de alto valor práctico siempre reafirmar cuáles son y saber cómo distinguir estas “competencias fundamentales”, asociándolas a un tutor proactivo y efectivo:
- Actitud y aptitud motivadora: Estimula y rompe el hielo inicial en cuanto a la fluida participación del estudiante y le anima en su participación permanente.
- Cualidades organizativas y coordinativas: Aclara con la debida planificación las reglas del juego del curso, incluyendo la participación del estudiante en foros, chats y mensajería de la plataforma elegida.
- Orientador por excelencia: Aconseja permanentemente sobre mantener el ritmo adecuado de trabajo de los estudiantes y hace seguimiento de casos de participantes rezagados y desalienta la deserción.
- Dominio tecnológico: Conoce de manera razonable el funcionamiento técnico de la plataforma que utiliza sin ser necesariamente un experto y aconseja a los estudiantes en caso de dudas sobre su correcta utilización.
- Educador consumado: Finalmente, y no menos importante, se encuentra el rol educativo asociado con la interacción académica permanente del tutor con el estudiante, manteniendo su presencia y respaldo a través de respuestas inmediatas, claras y completas tanto a sus dudas, como a sus respuestas a tareas y asignaciones. Si esto se realiza en un escenario valorativo cercano a 24/7, ¡mucho mejor!